viernes, 7 de noviembre de 2008

La vida sigue CAPÍTULO 16


Extrañamente, la segunda cita fué mejor aún que la primera, sin tantos nervios. No digo que se lanzaran uno a por el otro en un arrebato de pasión, pero sí que se notó mucha menos tensión entre ellos, incluso hicieron bromas sobre su baja estatura o quién de los dos iba mas maquillado. Sí, el se maquillaba un poquito, lo justo para parecer mas humano que muñeco de madera, aunque cada vez era menos necesario, ya que cada vez era mas humano que de madera realmente, por lo que ya casi no le hacía falta fingir; incluso se puerta trasera había desaparecido del todo, ya no tenía sitio donde guardar su navajita suiza ( tampoco le hacía falta ). Eso si, el hacerse cada vez mas humano tenía sus ventajas y sus desventajas, por un lado, había empezado a degustar un sin fin de sabores, pero por otro lado había cosas que le desagradaban profundamente, como el desalojar la comida después de digerirla y el aprender a controlar el como y el cuando (por no hablar del papel higiénico...). Pero bueno, tras un par de espectáculos bochornosos en la residencia, había aprendido a controlarlo. Pero bueno, en la residencia no era el único que tenía problemas para controlar sus esfínteres, asique tampoco resultó tan traumático. Por lo demás, todo iba la mar de bien, se veía incluso mas seguro de sí mismo cada día, no solo en su vida personal sino también en su trabajo. Pero hablando de trabajo, había algo que le empezaba a incomodar de este y era el creciente sentimiento negativo que tenía cada vez que perdía a uno de sus amigos, pacientes, ancianos, o como querais llamarles. Ahora que era mas humano, se apegaba cada vez mas a ellos, ya que los veía de igual a igual, no como antes, que los veía como de otra especie completamente distinta. Ahora sufría cada vez que uno empeoraba y hasta lloraba cada vez que uno terminaba su vida; sentía escalofríos solo de pensar que María también pasaría por eso, que la acabaría perdiendo. Sabía que ese momento tenía que llegar, es más, cada vez lo veía mas próximo, ya que ella cada vez estaba mas deteriorada, casi no hablaba, ya no le reconocía y pasaba el día en la cama en estado vegetativo, pegada a una máquina que le administraba oxígeno y medicamentos para mantenerla viva. Aún así, él seguía hablando con ella siempre que podía y leyéndole su libro favorito cada tarde, incluso le preguntaba sobre como debería vestir o comportarse con Raquel, aún sabiendo que no habría respuesta. Pero para él, María fué la persona mas importante de su vida, como una madre, ya que fué la primera que realmente le trató de tú a tú y le hizo ver lo bonito que sería vivir como uno mas, por eso sentía que le debía mucho y la quería tanto. Pero bueno, no quería pensar en ello, ya vería como reaccionar cuando llegara el momento, aunque esperaba que eso fuera lo mas tarde posible...

En cuanto a Raquel, no podía ir mejor, su relacción avanzaba poco a poco, como él quería, asique las citas fueron cada vez mas y mas frecuentes. Pero cuando todo iba perfecto, la vida no podía ir mejor, pasó algo que le descolocó de mala manera. Aquel día habían salido a dar un paseo romántico en un parque lleno de flores, donde solían ir a charlar durante horas y, estando sentados en un banco, ella le miró fijamente y se acercó a su cara hasta besarle lenta y suavemente. En aquel momento, Monchito se quedó completamente helado, no supo como reaccionar, simplemente se levantó, le dió las gracias y caminó solo hasta su casa con una sonrisa en la boca, hasta que se dió cuenta que se había ido sin despedirse, cogió el teléfono y la llamó inmediatamente para disculparse, pero ella no estaba enfadada, solo extrañada, pero se reía al oirle intentar excusarse con tartamudeos y palabras incongruentes. Tras muchos intentos, al fin pudo calmar sus nervios y decirle otra vez: gracias, mañana nos vemos... Si quieres, claro... Por cierto, me gustó mucho... Te quiero tanto...

Ella volvió a reir y contestó: Yo también te quiero, hasta mañana.

Y así fué, un primer beso que marcó un antes y un después, hasta ahí se sentía muy apegado a ella, le gustaba muchísimo y sentía que la quería, pero nunca había pensado en que aquello llegaría a pasar, le daba miedo en cierto modo ya que no sabía como reaccionar, pero ya había pasado y le había gustado, y mucho, y lo mejor de todo es que ello le había desatado un torbellino de sensaciones por dentro que le habían dado el empujón definitivo para pasar el mundo humano. Casi se meaba encima solo de pensarlo, no sabía si reir, si llorar, temblaba... Pero lo mejor de todo fué que sintió como se estremeció todo su cuerpo, desde la punta del flequillo a las uñas de los piés. Todo era nervios, todo era humano, todo había cambiado...

Ahora solo quedaba una cosa: Vivir. Miró su imagen en el espejo y dijo:


No, si al final me va a acabar gustando y todo...


Besitos de madera...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Aupa campeon, tanto hablar de ti que esta noche teniamos que saludarte entre todos en familia. Un fuerte abrazo y un saludote. Se bueno, que yo no pienso serlo je je a alguien le tiene que tocar. Quedan pendietes unas cañitas por Bilbo.

kok (buenafuente)